martes, 11 de agosto de 2015

No queda otra, solo resta esperar.

No soy un tipo acostumbrado a estar entre cuatro paredes, soy un bicho de la calle, un andariego de las rutas en dos ruedas y hoy que me encuentro esperando que sane mi pierna, siento que voy ganándole esta batalla a la ansiedad. La paciencia y las ganas de estar bien son las armas que utilizo para frenar ese espíritu inquieto y andariego que vive en mi.

Hoy cuando las ganas de salir y ese espíritu me invade todo el cuerpo, me consuelo mirando la moto (La Nena, apodo que se gano una tarde de verano bajo un sol Cuyano cuando unos de mis viajes llegaba a su fin), con calma armando los itinerarios de los viajes que están por venir, como buscando consuelo y bajando esa loca pasión por viajar, viendo los puntos de recarga y descanso, en mi computadora. Pero esto será otra historia.
Yo, siento la moto, la quiero y es un sentimiento de unidad con ella. Tal vez, alguien me diga o piense que, como podes querer y tener un sentimiento con la moto si es un objeto inanimado o  material?. Solamente tengo para decirles que cuando uno, es un motero solitario como yo lo soy y se pasan días arriba de la moto por caminos olvidados descubriendo paisajes, mirando hacia adentro y la moto acompaña el andar  sin roturas, exigiéndola al extremo, por agua, por ripio o por cuanto tipo de terreno se cruce, es cuando empiezas a quererla, a sentir que no estas solo, que no te va a abandonar dejándote tirado. Es entonces cuando te apoyas en ella y le decis, Vos y Yo estamos andando mi reina. Es difícil de entender pero es así.

Pero este fin de semana próximo pasado, ocurrió algo que para mi fue como un viaje soñado. 
Con motivo de las votaciones primarias, abiertas, simultaneas y obligatorias que se celebraron en mi querida y amada Argentina, tuve que programar un viaje a mi pueblo natal para ir a votar.

La alegría invadió mi cuerpo, dado que, mi hijo mayor Lautaro se ofreció para llevarme en nuestra camioneta. No iba a ser un viaje en moto, pero un viaje en sí con mi hijo. Fué un transitar complejo por que la lluvia torrencial estuvo presente todo el tiempo, tanto de ida como de vuelta, pero sin mayores inconvenientes. El, no es muy experimentado en la conducción y aceptando todos los consejos que le iba marcando a medida que transcurrían los kilómetros. Yo tratando de controlarme y hablando de buenas maneras para no ponerlo nervioso. Pero en verdad, por ser la primera vez que manejaba con este tipo de clima bastante adverso se desempeño muy bien.

Unos de las cosas que debíamos hacer, es comprar un traje para él, por un acontecimiento importante que hay en la familia. Es entonces, cuando nos dirigimos a la casa de indumentaria masculina, lugar donde yo compro mi ropa desde hace mas de 35 años. Quiero confesar que mi Papá, nos llevaba a mi hermano y a mí a comprarnos vestimenta, por que el dueño era muy amigo de mi viejo (quien descansa en paz, ya hace muchos años).

Me acuerdo de una anécdota que esta imborrable en mi. Yo, tendría unos 16 años y contaba con mi plata (en aquellos tiempos te daban a pagar, el nombre y el apellido eran razones suficientes para que te dieran en dos o tres pagos de acuerdo a como lo querías pagar), entonces voy y le digo al dueño, Julio necesito una camisa me la podes dar a pagar en tres veces. Lo cual me contesta: Leo, sos hijo de mi amigo Omar, persona intachable a la cual yo estimo mucho, si el tiene cuenta vos también la tenes en mi negocio. Palabras que me llenaron de emoción y orgulloso de ser el hijo de él. Bueno la cosa pasó, le pagué la primera cuota, al otro mes la segunda y le tercera les juro que me olvide. Yo en ese entonces estaba pupilo en un colegio agro-técnico y en verdad me olvide.
Como siguió, un día mi padre se encuentra con Julio y este le dice: Omar, el Leito donde anda?
Mi Papá: En el colegio, vuelve el viernes y la pregunta obligada y condenatoria para mi fué. Por que me preguntas Julio?
Julio: No nada Omar, cosas de chico, pero cuando lo veas el viernes mandalo para el local que se va a acordar.
El viejo, era extremadamente estricto y no iba a quedar así lo iba a martirizar hasta que le contara que estaba sucediendo.
Mi Padre: Julio decime ya que pasa, por que si se mando una de las de él, esta en el horno, así que me conoces y hablas ya, sino me voy ya directamente para el pupilo y lo traigo inmediatamente.
Julio: Bueno Omar, no es tan grave. Tiene un saldito acá de una camisa, pero hice mal en preguntarte por que lo vas a retar y no es mi intención. No le digas nada por favor, olvidate del tema y lamento haberte preguntado.
Ese mismo viernes, llego temprano a casa por esas cosas y estaba mi viejo esperandome. saludo y esta es la conversación.
Mi viejo: No le debes nada a nadie vos?
Yo: No le contesto y me da una caricia energizada en la cabeza, jajajajaj, como para refrescar la memoria.
Mi viejo: Vos no le debes nada a Julio?
Yo: Uyyyyy si, es verdad pero te juro viejo que me re-olvide. Pero a la tarde agarro la plata que tengo en la mesita de luz y se la llevo sin falta.
Mi viejo: Queeee?? ahora mismo te subís al auto y yo te llevo personalmente y le pagas lo que adeudas, Me entendiste.
Yo: En ese tiempo como eran las respuestas. Si Papá!!!. Así que, me subí al auto sin chistar y para allá partimos.
Cuando entro al local, Julio esboza una sonrisa y mueve la cabeza y dice: Ay Omar, Omar, Omar. No era necesario exponerlo al Leo, Que al pedo abrí la boca, perdoname narito (ese diminutivo también tenía yo).
Yo: Me sentí la peor basura por el sermón de mi viejo. y le digo, perdoname Julio, me olvide, acá te doy el pago que corresponde a la última cuota y nuevamente te pido perdón por mi falta Julio. Es que me olvide Julio me olvide.
Julio: Ay Leo querido!!!! perdoname vos, por mandarte el frente, pero yo debí darme cuenta que si hablaba con tu viejo, te mandaba al horno, perdón leito. Tarde o temprano te ibas a acordar lo se, e ibas a venir por que tu madera no difiere de la de tu padre, y vos Omar, no era necesario. A partir de ahora vos sos mi cliente y amigo, y voy a tratar solamente con vos. las puerta de mi local van a estar siempre mas que abierta para vos y acá no paso nada.
Salimos del negocio y el viejo me dijo: Hijo querido, espero que hayas aprendido. Lo tuyo es tuyo y defendelo a muerte. Y lo del otro es del otro.

Actualmente, Julio atiende su indumentaria con la misma calidez que aquellos tiempos y yo sigo comprando de la misma manera. El conoce a mis hijos y los adora también, así que cuando le dije, necesito que le pongas un traje a Lautaro, por que tenemos una fiesta. Me miro, exclamando, como en aquellos tiempos cuando te traía mi querido Omar.
Lo mira a Lautaro y le dice, a ver pichón que conseguimos para vos.
Yo, a un costado mirando como creció mi hijo y recordando esos tiempos inolvidables para mi. Lo que fue un tiempo de mi padre conmigo y Yo ahora con mi hijo viendo como lo trata de la misma manera que lo hacia conmigo. Tuve que salir afuera, fumarme un pucho y secar una lagrima.. 

https://www.youtube.com/watch?v=pCsmfN02PIc