Suena el despertador a las 5:45 de la mañana, avisándome que el día comienza, agradezco al Gran Jefe por un día mas, pongo los pies sobre el suelo e inicio un camino sin pensarlo a una ducha que me despabile completamente.
Un café caliente, un par de galletitas con queso descremado y una fruta completan mi desayuno mientras la radio suena informandome sobre como amaneció, como esta el transito y las noticias del momento, mientras la noche se convierte en día.
Voy hacia el garage, saludo a la pequeña y con un toque le doy arranque a mi fiel Suzuki 125 GN, el casco ya colocado y la moto preparada de la noche anterior pronta y lista inicio la marcha con un giro a la izquierda tomando en contramano como para arrancar la mañana con el pié derecho. Vuelvo a girar a la izquierda en busca de la estación de tren, donde el gentío camina en busca de sus propias metas.
El semáforo corta el andar justo enfrente de la estación, donde se escucha diarioooo diariooo, la bocina del tren, el olor a torta asada llena mi nariz hasta que un camión que estaciona a mi lado con la bomba diesel en pésimas condiciones descargando un intenso humo negro sobre mi cortándome hasta la respiración, asi que me acuerdo de su mamá, de su abuela y hasta de su hermana por si tenía. Me quedo como para el vuelto y el Sr. solo me pidió disculpas.
Acelero la peque y ya buscando la autopista 9 de julio sur entro en 4ta rabiosa entre montones de cuatro ruedas metidos en su propios mundos con sus mochilas a cuesta
Después de 4 kilometros zigzagueantes entro en la Avenida mas maravillosa, hermosa y ancha del mundo "La 9 de Julio".
Los arboles y la urbanidad me dan una sensación de "Buenos Aires tiene ese que se yo" y allá el obelisco, mares de gente dirigiéndose a sus tareas o volviendo de ellas y yo feliz de poder disfrutar de este viaje que arrancó hace diez minutos atrás.
Estaciono la moto, me bajo, me saco el casco, aseguro la moto y le digo hasta las 17:00 hs mi reina, que es la hora que salgo de la oficina cuando estoy en Buenos Aires.
Leo