Los miércoles y los sábados, con un amigo que aun perdura, mas que un amigo un hermano solíamos ir al cine sin falta. Solo los sábados que no iba, era cuando mi Viejo me decía. Hijo vamos a cazar? yo le decía a mi amigo, hoy no voy al cine y a veces el venía con nosotros a esas incursiones.
Me parece que lo veo con su gorra de costado y su rifle 14 marca Centauro. Mi tío ya fallecido también, eran compañeros de caza y yo atrás como perro faldero.
Emocionante fue para mi cuando me dijo, bueno Naro toma el rifle, tira esta vez vos. de a poco fui aprendiendo las técnicas que me enseñaba mi viejo y cada día crecía mi amor por la caza.
Una cosa rescato, jamas de los jamases, mate por matar, siempre que cacé lo hice por que lo íbamos a consumir, como en la pesca también, nunca pesque de mas.
Mi pasión fue creciendo como yo, desde mi primera caza de plumas hasta la cacería mayor, allá por La Pampa, Neuquén y demás lares.
Cuando nació mi primer hijo, deje de cazar por que no había tiempo ni mucho dinero extra como para volcarlo a ese amor para la caza. Luego vinieron dos hijos mas y me dedique a ellos dejando de lado la pesca, la caza y mis locuras en moto. Cosas que obviamente no me arrepiento en lo mas mínimo.
Hoy, con mis hijos crecidos, volví a a ese viejo amor.
Días atrás, parto para un coto de caza en Corrientes, la meta eran ciervos, jabalíes y carpinchos.
Por su puesto que estando allá, hice todo los trámites que corresponden como el permiso de caza y los precintos para las piezas abatidas. Aunque el chancho en esa zona, su caza es libre por que esta considerada plaga.
Cumplido los trámites de rutina, me dirijí al coto donde me esperaban el dueño y la persona que iba a actuar de guía.
Como había llegado de tarde, el guía me pregunto si quería salir. Mi respuesta fue no, que prefería acomodarme en la casa y acomodar todas mis cosas. Descargue los enceres, tome unos mates mientras contemplaba ese maravilloso paisaje que te da el campo, un atardecer naranja internándose en esos montes de algarrobal y ñandubay. Sin dudas un momento único.
Ya entrada la noche, pero temprano aún para dormir y sin cenar me fui a la cama. Cuando en la tranquilidad de la noche escucho bramar un ciervo. Juro que la sangre se me heló. La adrenalina se disperso por mi cuerpo haciendo que todo mi quisiera en ese mismo instante salir a cazar. descubriendo que ese viejo amor, aun esta intacto. Me dije para mis adentros, hay tiempo descansa Leo, que mañana temprano salís de cacería como en aquellos tiempos que perduran imborrables en mi memoria.
Me costo dormir y cuando lo logré, el despertador sonó. Eran las tres de la mañana, una ducha, vestimenta apropiada, unos mates en la galería de la casa mientras alistaba mi 30-06, la linterna táctica. Luego apareció Maxi (el guía). terminamos de desayunar, yo con hambre por que no había cenado, una galleta y un salame acompañaron los mates.
Ya a las 4 de la mañana, alcé mi fusil al hombro iniciando la marcha hacia los montes.
Caminar entre la espesura de ellos, volver a revivir el pasado cuando joven solía hacer lo mismo, me sentí completo, vivo, disfrutando cada paso, cada mirada buscando y haciéndome parte del monte para pasar lo mas desapercibido posible. Fue como volver a nacer en esto que tanto me gusta, por que me libera, me pone a prueba, despierta mis instintos y renace mi espíritu. Una vez mas doy gracias al cielo por dejarme disfrutar de esto, elevo una plegaria entregándome a la cacería. La vida es muy generosa conmigo por esto también agradezco.
Sin dudas, no voy a poner fotos de las piezas cazadas o abatidas, pero si de momentos vividos, del espacio donde me moví, camine y disfrute.
La llegada al COTO de caza y la descarga de la camioneta.
Los alrrededores
Una mañana con mucho frío, el fuego fue nuestro aliado indiscutible.









