El viernes previo al entrenamiento, salí a dar una vuelta con la moto por el barrio para ver como se comportaba la misma con todo el equipo. Donde me doy cuenta que, con la cajonera de atrás la maquina se había tornado muy inestable, también el peso era demasiado. Para llevar esa carga debía trabajar en la suspensión de la moto y en fijar de otra manera la cajonera trasera y la verdad que no tenía nada de ganas encima ya con los
tiempos muy acotados no me pondría a trabajar en eso.
Así que enfile a las 22:00 hs. para el taller del tolo, quien me estaba esperando con una sonrisa de Jason Voorhees con la amoladora en la mano y con una precisión de cirujano corto los soportes de la misma, es mas creo que hasta lo disfruto el muy turro, mientras yo veía como se desplomaban 15 días de trabajo en esa cajonera.
El sábado muy temprano salgo hacia la busqueda de ese viento pampero
De no creer, transito muy seguido esta ruta y cuando voy en la camioneta las ráfagas de vientos cruzados son tan fuertes que a veces te mueven el auto. Ahora bien esas ráfagas brillaron por su ausencia dejándome un sabor a nada increíble y con las ganas. Eso si, el sol apretó como nunca haciendo que mi campera se tornara insoportable. La cual no me saque por una cuestión de seguridad y para soportar el calor que es una forma mas de ambientarse y entrenar con ese clima por lo menos para la primera y última parte del tramo a transitar.
Ya de retorno a casa pase, a buscar a la Virgen de Luján la cual se, que acepto mi invitación.
La próxima entrada, ya será en pleno raid.

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